Motivación y satisfacción del empleado como método de mejora continua de la empresa
En este nuevo post desarrollaremos la importancia de la retribución variable en las empresas. Explicaremos cómo se implanta y qué se pretende conseguir a través de este mecanismo extra de retribución.
La retribución variable es una magnífica herramienta que utilizan las empresas en favor de los empleados. Permite dotarlos de una retribución mayor, y utilizarlo en favor propio para mejorar la productividad de la empresa y conseguir el objetivo deseado.
La implantación y puesta en marcha no es un proceso sencillo y menos cuando nunca ha formado parte de la cultura de la empresa y de los trabajadores.
Características de un sistema de retribución variable:
A continuación, mostraremos las características que debe reunir un sistema de retribución variable para que sea exitoso:
- Atractivo: que la cantidad económica a percibir resulte lo suficientemente motivante como para sacar al empleado de su zona de confort.
- Alcanzable: pese a que se intenta que el empleado aumente su productividad, los objetivos deben ser alcanzables y lógicos. De lo contrario, sólo se conseguirá desmotivar al trabajador al ser consciente de que por mucho que se esfuerce nunca llegará a los objetivos deseados.
- Creciente: conforme el empleado vaya mejorando y siendo más productivo, el importe del incentivo deberá ser mayor. Para ello, resulta interesante establecer un sistema de tramos o rangos, para que cuando el empleado avance desde uno a otro suponga una mejora salarial.
Estas características nos determinan que los sistemas de retribución variable se deben basar en los empleados y en cada puesto de trabajo, individualizando por posición o departamento dentro de la empresa. Es necesario tener un conocimiento amplio del desempeño de cada puesto y para ello es muy recomendable tener bien definidas las tareas a desempeñar en cada posición. Solo así el empleado sabrá las obligaciones que le atañen en su día a día.
Indicadores como método de seguimiento
El conocimiento de cada posición nos permitirá realizar un óptimo seguimiento de los objetivos y saber si se están consiguiendo. Para ellos es clave tener unos buenos indicadores que permitan revisar de forma periódica el grado de consecución. El sistema de medición y cálculo debe ser sencillo tanto para el trabajador como para la propia empresa. Así, el empleado sabrá de forma rápida qué grado de consecución está alcanzando y qué importe económico percibirá. Y también de este modo, la empresa tendrá monitorizados todos los empleados y podrá realizar estimaciones de importes a liquidar.
Conclusión
Si se consigue que el empleado evolucione y vaya consiguiendo los objetivos establecidos, la empresa mejorará y también evolucionará de la mano de sus trabajadores. Éstos siempre se consideran el mayor activo de las empresas.
Por ello, desde KPI siempre aconsejamos un sistema de retribución variable sencillo, consensuado en la medida que sea posible entre trabajadores y empresa y que suponga una mejora continua de ambas partes.
Esperamos que este post os haya servido para conocer un poco mejor la mecánica de los sistemas de retribución variable y qué objetivos se pueden alcanzar si la aplicación es adecuada.